Nuestro socio empresa colaborador Modulex nos presenta el carbon modelling, una metodología que permite medir las emisiones de gases de efecto invernadero (kg CO₂e) en cada etapa del proceso de branding.
En una era marcada por la emergencia climática y nuevas regulaciones europeas sobre sostenibilidad, muchas marcas declaran su compromiso con los valores ambientales. Sin embargo, a la hora de rediseñar su identidad visual, pocas veces se considera el verdadero impacto ecológico de ese proceso. Los rebrandings, lejos de ser una actividad meramente simbólica, pueden generar una huella de carbono significativa si no se gestionan con criterios ambientales desde su concepción.
En este artículo, nuestro socio empresa colaborador Modulex —compañía global especializada en soluciones de comunicación visual— propone un enfoque innovador: concebir el proceso de branding con un presupuesto de CO₂, donde cada decisión de diseño lleve asociado su coste ambiental. Una llamada a repensar el diseño no solo como una cuestión estética, sino también como una responsabilidad climática.
¿Qué propone nuestro socio modulex?
El rebranding: más allá del rediseño visual
En años recientes, la conversación sobre sostenibilidad ha ido penetrando lentamente en los departamentos de marketing y en los estudios de diseño. Hemos visto campañas climáticas, rediseños más «verdes», y marcas que se declaran carbono neutro. Pero, hay un aspecto de todo esto que sigue ausente, incluso en los proyectos más bien intencionados: el coste de carbono del propio proceso de diseño de marca.
Por lo general, el rebranding implica cambiar el nombre, logotipo, colores, tipografías y materiales visuales de una identidad corporativa. Estos cambios estéticos, aunque estratégicos, desencadenan una serie de acciones con impacto ambiental directo: producción de nuevos materiales, eliminación de activos antiguos, transporte, iluminación, e incluso consumo digital. En este contexto, aparece el carbon modelling: una herramienta para cuantificar, gestionar y reducir el impacto ambiental de estos procesos.

¿Qué es el carbon modelling aplicado al branding?
El carbon modelling es una metodología que permite medir las emisiones de gases de efecto invernadero (kg CO2e) asociadas a cada etapa del proceso del branding. Desde el diseño hasta la selección de materiales, fabricación, logística y fin de vida, este modelo ofrece una visión cuantitativa del impacto ambiental que a su vez revela la huella ecológica oculta detrás de decisiones creativas e intangibles.
Puede funcionar como herramienta de diagnóstico; es decir, para medir un aspecto determinado del rebranding, como podrían ser los activos de una oficina o puntos de marca concretos como uniformes o señalización. Este enfoque permitiría establecer una huella de carbono como punto de partida y considerar cambios en materia prima, punto de fabricación, medios de transporte o escenarios de fin de vida, para valorar el potencial de reducción de emisiones sin modificar la calidad o el resultado.
Por otro lado, esta metodología se puede emplear como un presupuesto paralelo al financiero, permitiendo establecer un límite máximo de emisiones y tomar decisiones que mantengan al proyecto por debajo de ese umbral. El carbon modelling ayudaría a cuantificar el impacto de cada aspecto del proyecto o alcance cubierto por dicho presupuesto para verificar su cumplimiento.

Un nuevo tipo de presupuesto
Imagina que, al recibir el briefing para rediseñar la identidad de una gran empresa, junto a la información habitual —valores, audiencias, arquitectura de marca, presupuesto económico— te entregan también un segundo presupuesto: 5,2 toneladas de CO₂e. Ese es el límite de emisiones permitidas para todo el proyecto, desde el primer workshop hasta la última pieza implementada. No se puede superar.
Se debe reconsiderar cada decisión bajo ese nuevo marco: ¿vale la pena incluir el slogan junto a cada logotipo en todos los activos de marca?, ¿es necesario reemplazar toda la rotulación?, ¿se puede implementar una versión «baja-en-carbono» para los activos digitales?, ¿es posible fabricar uniformes a partir de residuos textiles reciclados?, ¿cuál es el coste de carbono de llevar a cabo sesiones presenciales y virtuales?
Este tipo de reflexión, que ahora suena inusual, podría ser una práctica común en pocos años. La regulación europea, especialmente la nueva directiva europea CSRD (Corporate Sustainability Reporting Directive), ya exige a muchas empresas calcular, comunicar y reducir su huella de carbono en todos los ámbitos: también en los llamados «alcances indirectos». Y eso incluye sus proveedores de diseño, comunicación y marca.
¿Cómo se puede disminuir el impacto de carbono, sin reducir el impacto de marca?
- Diseño y estrategia: es la fase en la que se define la dirección del proyecto y, por tanto, aquella en la que la mayoría de las decisiones aún pueden revertirse. Por eso, es el momento clave para acordar los objetivos de sostenibilidad, evitando que se pospongan a etapas posteriores o se diluyan en decisiones tácticas, donde suele perderse la visión global del proyecto.
- Color: tradicionalmente visto como un elemento estético, desempeña un papel clave en la huella de carbono. Su impacto se manifiesta en distintos niveles: los colores oscuros consumen más tinta, energía y capas de impresión; los acabados especiales —como los tonos metálicos, neón o Pantone específicos— requieren tratamientos adicionales y procesos más complejos. En espacios físicos, los colores claros exigen mayor iluminación externa, mientras que los oscuros retroiluminados absorben más luz, aumentando el consumo energético. Además, la elección cromática influye en la durabilidad: tonos como el rojo o el amarillo se degradan antes con la exposición solar, lo que implica más reemplazos y, por tanto, mayores emisiones.
- Materiales, formato y logística: la elección de materiales para puntos de marca físicos —como señalización, displays o packaging— es un factor clave en la huella de carbono de un rebranding, llegando a representar hasta el 50 % del total. Optar por materiales reciclados o reciclables reduce significativamente el impacto ambiental, al disminuir la extracción de materias primas; por ejemplo, el acrílico reciclado puede reducir las emisiones hasta en un 75 % frente al convencional. Además, el volumen y peso de los elementos influye directamente en las emisiones asociadas a su producción, transporte e instalación, por lo que aplicar principios de diseño eficiente —donde menos es más— contribuye a reducir material, costes y residuos.

- Packaging: El rediseño de embalajes es un aspecto especialmente delicado, ya que incluso pequeños cambios en tamaño, materiales o diseño pueden afectar los procesos de impresión y reciclaje. Al ser un punto clave de contacto con el consumidor, suele implicar sustituir embalajes aún funcionales. Por eso, crear envases capaces de adaptarse a futuras actualizaciones es una de las decisiones más sostenibles.
- Implementación física: este es el punto más crítico de cualquier proyecto de marca. Fabricar señalización, uniformes, vinilos, flotas de vehículos, etc. supone la mayor parte del presupuesto de carbono. Cada decisión de diseño visual tiene una traducción física, y por tanto un coste ambiental. Considerando todos los puntos de implementación física y el transporte, la implementación puede representar hasta el 85 % de la huella de carbono.
- Impacto digital: los activos digitales, como sitios web y campañas online, generan emisiones constantes y residuos electrónicos, ya que requieren almacenamiento, procesamiento y transferencia de datos a través de centros de alto consumo energético. Por ello, aplicar criterios de sostenibilidad implica evaluar su impacto y exigir la misma eficiencia que a los activos físicos. Hoy en día, existen estrategias de diseño digital de bajo carbono que optimizan el tamaño y la complejidad de los archivos para reducir el consumo del servidor. Además, muchas plataformas ya operan con energía renovable y ofrecen soluciones de almacenamiento con bajas emisiones o incluso carbono-neutro.
- Nombre y slogan: muchos cambios de marca implican reemplazar nombres, eslóganes y soportes físicos, lo que genera residuos, emisiones por transporte y eliminación prematura de activos útiles. Para reducir su impacto, es clave apostar por un diseño modular y una planificación que permita reutilizar materiales existentes. Una vez más, el diseño marca la diferencia en la adaptabilidad y sostenibilidad de los activos de marca.
Conclusión
Como conclusión, implementar un presupuesto de carbono en el branding implica replantear decisiones desde las etapas iniciales del proyecto. No se trata solo de medir emisiones y establecer un límite, sino de estar dispuesto a considerar alternativas en diseño, materiales y logística, e incluso aceptar posibles concesiones para reducir el impacto ambiental.
Por otro lado, documentar las reducciones asociadas a cada decisión sostenible permite a la marca reflejar con coherencia sus valores ambientales en su nueva identidad, minimizando el riesgo de greenwashing. El carbon modelling es la herramienta que aporta el rigor y la transparencia necesarios para respaldar ese compromiso.
El presupuesto de carbono no sustituye al financiero ni a los valores de marca, pero los complementa al aportar una dimensión adicional al branding responsable, impulsando decisiones más conscientes y ejemplares tanto a nivel interno como externo.
Así que, si te interesa profundizar en este enfoque o estás considerando un rebranding sostenible y alineado con los valores de tu marca, no dudes en contactar con nuestro socio Modulex. Te acompañarán en el proceso de forma ágil, coherente y sin obstáculos:
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