Digital influencers: el fraude de la influencia en internet
Llevo semanas monitorizando algunos “Influencers” de habla hispana/en español (y lo pongo entre comillas porque no lo son y mucho menos gurús de nada) porque ya el descaro me parece exagerado. Parte de estos “Influencers” me los he cruzado en Instagram no porque personas relacionadas conmigo hablen/se relacionen con ellos, sino que aparecen como las fotos con más likes de mi zona. Y obviamente, todo lo que tiene likes, y está en mi zona me interesa, y lo que no también, je.
Total, que a estas todas llamadas “Stars de Instagram” o como ellos mismos se llaman: “Digital Influencers de: moda, música, noche, viaje, lujo, blablabla” (porque así se llaman, os lo juro por mi madre) decidí investigarles. Miro sus entornos sociales: Twitter: 110K followers (nº suculento, ¿verdad?), su FB: 6.000, su Instagram: 364K (¿really?), su Youtube: 1.500, Pinterest: 150, y dices: “bueno, poca coherencia, pero bueno, sigamos investigando”.
Me voy para su blog. Se supondría, que si tienes un blog, con más o menos 500K de personas de audiencia (la sumatoria de tus entornos sociales que supuestamente usas para mostrar las “súper cosas” que haces, o al menos así lo vendes) tu blog debería tener tráfico. Pero no. El Blog de estos “Digital influencers” no lo visita ni su propia madre. Pero no solo no lo visita, sino que no lo comparte. Para muestra un botón, todos los espacios de interacción de su home (el sitio con mayor tráfico y exposición de cualquier web), donde podemos ver que no existen comentarios ni tampoco gente que haya querido compartir su contenido, al menos no proporcionalmente con el volumen de personas que dicen ellos “controlar”. 8 personas de 500K en realidad es ridículo.
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